Al inicio de un nuevo año 2020 merece la pena frenar y girarse para ver lo andado, y así analizar y sacar conclusiones. El 31 de agosto tomaba posesión como párroco de Oña y de otras 14 poblaciones en la zona. Oña asusta: es una villa muy importante a nivel histórico, cultural, artístico y social; y el Señor Arzobispo me había asignado esta grande responsabilidad y misión. El Monasterio de San Salvador es único y la historia que abarca entre sus muros es enorme e incalculable. La diputación de Burgos ha sido últimamente un gran colaborador y apoyo para conservar y mantener esta grande obra. La Iglesia, y por lo tanto el párroco en función, se encarga de la propiedad del Monasterio donde se encuentra la Iglesia, la Sacristía, la sala Capitular, el Claustro bajo y además una sala de muestras. Antes de ver atrás tengo que mencionar que como párroco doy continuidad a la gran misión que ha llevado adelante mi antecesor Don Cecilio Haro, que incluso ha hecho su tesis de fin de ciclo con título: Aproximación a la gestión económica del patrimonio religioso: Monasterio de San Salvador.
Pero bueno vamos a analizar este año. Por el Monasterio de San Salvador han pasado en este año 2019 un total de 21600 personas, donde habría que añadir distintos grupos de personas que han visitado el Monasterio en eventos especiales. Entre lo más relevante que se ha realizado en el Monasterio es el costoso sistema de incendio que se acaba de instalar y que todavía tenemos que pagar. Nos damos cuenta que el patrimonio que tenemos no se puede perder como en Notre Dame, y por eso hemos querido hacer esta inversión pidiéndole a Dios que nunca tengamos que usarlo. Después de algún desafortunado evento hemos tenido que instalar alguna cámara más de vigilancia y sustituir alguna cámara defectuosa, actualizar el controlador de dicho servicio y que así poder tener un mejor control del patrimonio que tenemos. A veces, hay circunstancias que no podemos controlar y si os acordáis a finales de agosto cayó una rayo en un árbol en el jardín secreto y produjo una onda electromagnética que ocasionó un daño en las campanas y en el sistema eléctrico superior a los 10500€, de los que el seguro no ha pagado ni ¼ parte, y al día de hoy hemos logrado arreglar todo menos una campana. Se abrió e inauguró la visión de la tumba románica del primer Abad del Monasterio. Justo al lado, en la puerta de las procesiones, se limpió y eliminaron los xilófagos que dañaban la madera. En el claustro se arregló el suelo del zaguán, y además se arregló la fuente que tenía una fuga de agua. En el mismo claustro gótico se limpió y se dio una mano de pintura a los marcos de madera. Se tuvo y financió, con la ayuda de la fundación, la exposición sobre el Monacatus, con su respectivo pago de la publicidad y la instalación de dos sensores de alarma con una cámara de seguridad. Se dio acceso, iluminación y decoración a la escalera de Sansón que lleva al claustro alto, que actualmente no se puede visitar. En la Capilla de los sordos se arreglaron problemas de humedad que había en las paredes. Nuestro patrono San Vitores fue restaurado y estaba listo justo para la profesión y su fiesta. Para dar un mejor servicio a los turistas se mandó hacer un mostrador a medida, sustituyendo uno viejo y defectuoso. Se mandaron hacer cuatro bases de madera para sujetar restos románico de la Última Cena y además unos pedestales para depositar restos arqueológicos. En algunas esculturas que tenemos tuvimos que arreglar las bases de madera, ya que peligraba su seguridad e integridad. En el exterior se pusieron focos de bajo consumo en el campanario que luce ahora muy bien y además se limpiaron, a nivel aéreo, de hierbas y matorrales que estaban en los contrafuertes del campanario. En el cementerio, en la zona del antiguo molino, se tuvieron que instalar unos andamios para quitar las enredaderas del grosor de árboles que subían al muro. Se organizaron dos conciertos de cierto renombre y además se invitó a un aperitivo a los presentes. En Semana Santa se tuvo que pagar toda la programación, la presencia de las distintas bandas y el aperitivo ofrecido. De manera ordinario se van fundiendo focos que hay que cambiar y encontrar de los mismos lúmenes de los ya existentes, a veces tarea ardua. Se mandaron hacer trípticos sobre el Monasterio que se reparten a cada turista que entra al Monasterio. Además, como es lógico, en verano sube el número de turistas que vienen a visitarnos. Del Monasterio se encarga todo el año un voluntario, que como podéis ver en los comentarios en las web de turismo, da un servicio amable y simpático a quien viene al Monasterio, y en los meses de verano contratamos a una persona que le ayude. En honor a la verdad comento que muchos de estos trabajos lo hacen las empresas y negocios que tenemos en Oña, que siempre están disponibles para ayudar en las distintas necesidades y además para hacer los ajustes presupuestarios que se puedan. Además, siempre hay personas buenas que de vez en cuando ayudan en proyectos que realizamos y hacen pequeñas donaciones que son muy bienvenidas.
Como podéis ver, por concluir, el antiguo párroco Don Cecilio ha realizado muchas obras buenas, y agradezco su consejo continuo y amistad y también la ayuda de la diputación y de muchas personas buenas de Oña , este proyecto seguirá siempre adelante. Y como digo a las personas de Oña lo que tenemos que hacer entre todos y cada uno es CONSTRUIR.
Bonifacio Cuesta, Párroco de Oña